viernes, 31 de octubre de 2014

Dama Inmaculada



La muerte no es el fin de la vida. Ella lo sabía bien. Algo cambió aquella velada atroz en que sintió por última vez su mirada. Su único y más preciado bien, arrebatado por una venganza. Él partió, pero ella permanece, esperando el momento de tomar represalias.  
En la noche se escuchan sus lamentos, se asoma a la ventana buscando a quien no vendrá. Aún mora las paredes de la casa, la guarda tal como estaba. No permite que nada cambie, nadie debe entrar.
Pero hubo quien entró, imprudente, tenaz. Alguien que creía que todo era una fábula que le querían contar. Y nunca regresó, se perdió en aquel lugar. Su cadáver aterrado no ha querido hablar.
Nadie lo comenta, mas la verdad por todos es sabida, la mujer de la casa, la Dama Inmaculada, observa en la eternidad. 


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