lunes, 27 de abril de 2015

Blanco y Negro





Resultaba complicado saber si aún era de día o ya había caído la noche. Tras una larga jornada de trabajo debía suponer que la hora era nocturna, pero el mundo monocromático no ayudaba a descubrir el momento.
Chaplin regresó al lugar en el que muchos de sus compañeros se reunían, otros que se habían adaptado mucho mejor que él a esos tiempos modernos.
Nada más entrar vio a Buster Keaton con su cara de payaso triste, jugando a ser el maquinista de un pequeño tren a escala. Apenas levantó la vista para saludarle y siguió a lo suyo.
Chaplin tomó asiento en el centro de la sala. El lugar más despejado para ver el escenario y la pista de baile.
Humphrey y Audrey danzaban al ritmo de “La vie en rose” que habían aprendido gracias a Sabrina en una estampa perfectamente romántica.
En su rostro se dibujó una sonrisa mezcla de ternura y melancolía, pero algo hizo que saliera de su ensoñación. En la mesa más alejada Groucho se puso en pie y comenzó a cantar por encima de la música del piano. Su tono de voz grave y potente auguraba una noche en la ópera. Por suerte el silencio de quien no se reía atrajo su atención.
Tal vez fuese peor así. Groucho se acercó a él y golpeó la mesa con las palmas de las manos.
-         Anímate, Charlie. Ahora puedes expresarte, aprovecha la ocasión.
Chaplin tomó un papel y un lápiz que siempre llevaba encima. Escribió algo y se lo entregó a Groucho.
“Imagina que todo tu mundo cambia y no puede volver atrás”
Groucho se entristeció con el mensaje de su compañero. Ambos se dedicaban al humor, y era sumamente difícil hacer reír a los demás teniendo el alma tan oscura.
La música cesó de repente.
Un foco proyectó un halo de luz desde el cielo, y como si por él descendiera un ángel, apareció una mujer rubia de proporciones perfectas a quien todos conocían bien.
Los aplausos se sucedieron mientras Marilyn colocaba el micrófono y esperaba el inicio de la música.
Detrás, Tony Curtis y Jack Lemmon vestidos de mujeres con faldas, se enamoraban de ella a lo loco.  
Marilyn separó levemente los labios y empezó a cantar sensualmente.
-         I wanna be loved by you…

 
En cuanto las primeras notas salieron de sus cuerdas vocales, una ola de color inundó la sala. La escala de grises dio paso a todos los tonos del arco iris. El vestido dorado de la musa relucía en las paredes de pronto pobladas de decenas de matices.
Chaplin abrió la boca embelesado por la belleza de los colores y por la belleza del sonido. Dejó escapar un jadeo de admiración y a su rostro volvió la sonrisa sincera que había perdido.
Groucho observó el cambio de expresión que se había producido en Chaplin. Los colores también habían iluminado el interior del hombre sin voz. Colocó una mano en su hombro y simplemente dijo:
-         A veces, cambiar es bueno.

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