sábado, 8 de agosto de 2015

Inseparables




El humano miró a las pequeñas aves por encima del hombro. Aquellas que, sin tener que rendir cuentas a las leyes del hombre, habían elegido estar juntas para siempre. 
Amarse sin condiciones, estar siempre el uno para el otro. 
Sin que nada ni nadie pudiese separarlos. 

Entonces los pájaros, sujetos a su frágil rama, miraron al humano. 
Aquel que, teniendo la capacidad de pensar, elegía hacer daño a quien más le amaba. 
Y sintieron compasión de él. 
Se creía el dueño del universo, pero tenía todo por aprender.

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